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Suicídio - conhecer para prevenir



La psicología del suicidio

Las estadísticas nos informan que las muertes por causa de suicidio, han aumentado en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud.

Estas cifras sólo registran los suicidios directos, es decir, los definidos como quitarse la vida voluntariamente. Sin embargo, se habla que la tasa de suicidio crónico, definido como conducta autodestructiva que exhiben las personas para matarse lentamente (adicciones como el alcoholismo o la drogadicción y ciertos tipos de obesidad), es mucho mayor que la de las personas que cometen el acto directamente. El promedio mundial de suicidios es de 7 por cada mil habitantes al año de los cuales sólo un 40 por ciento de los casos son oficialmente denunciados.

Las causas abarcan una amplia gama de motivaciones humanas, entre las cuales cabe mencionar la depresión, la abulia, la pérdida del sentido de la vida y la creencia de que la propia muerte servirá de castigo a otra persona. En todos los casos, entre un 25 y 40 por ciento de los suicidas, han intentando varias veces eliminarse antes. Los intentos superan las 10 a 50 veces y son dramáticamente más frecuentes entre los hombres (84%) que entre las mujeres (15%).

Los grupos de riesgo se ubican en los viudos, divorciados, separados, personas con limitaciones físicas graves y en adictos al alcohol y las drogas. También los trastornos de ánimo constituyen un factor de riesgo. Ultimamente, se ha registrado un incremento en portadores de enfermedades terminales como el HIV.

Tipos de suicidas

De acuerdo a Carl M. Durkheim, encontramos los llamados suicidios egoístas, que se dan comúnmente en las personas excesivamente individualistas y es propio de las sociedades más avanzadas. Este tipo de suicidio es más común en los individuos poco integrados a los grupos sociales de los que forman parte desconociendo reglas de conducta diferentes a las suyas.

El suicidio altruista es la versión opuesta al anterior. Sucede por una excesiva "integración" del sujeto con la sociedad a la que pertenece, al punto tal, que la personalidad individual no cuenta, pues se encuentra muy comprometida con el grupo social en el que interactúa. El individuo se somete con abnegación a las leyes y costumbres de su sociedad, de tal modo que se suicida porque piensa que ese acto es un deber. Un ejemplo es el "HaraKiri" practicado en las antiguas sociedades japonesas.

El suicidio anómico es el de mayor relevancia en el estudio de Durkheim. La anomia es la falta de normas y de leyes que regulen la actividad humana y generalmente se produce en momentos de crisis sociales agudas, de transformaciones en las estructuras y valores culturales. Este autor explicó, que no es cierto que las sociedades pudieran actuar libre de normas, valores y leyes regulatorias, debido a la característica gregaria del hombre. Algunas personas no soportan los cambios en estas normas y formas de vida y llegan al suicidio. Por ejemplo, cuando una persona se divorcia o se le muere un ser querido, lo cual genera alteraciones en su estructura y ritmo de vida.

El suicidio fatalista es la versión opuesta al anterior. Aquel sucede por el cambio de normas que regulen la conducta humana. Este afecta a aquellas personas que no aceptan las normas y se sienten reprimidas en sus sentimientos, pasiones y limitados en su futuro. Pueden ser hijos de padres estricta y agresivamente disciplinados o extremadamente moralistas.

Otros autores más recientes nos hablan de los suicidios escapistas, practicados por aquellas personas cuya motivación es salir huyendo hacia la muerte de una situación que les resulta insostenible. Suicidios agresivos que son una especie de venganza moral, cuyo objetivo es provocar remordimientos en los demás. Los suicidios oblativos en donde el sentimiento es el sacrificio para alcanzar un valor superior a la vida misma. Los suicidios lúdicos que suceden cuando el individuo establece una especie de juego con la muerte, en donde se da oportunidades para morir mientras juega con su propia vida, como por ejemplo, la práctica de la Ruleta Rusa.

La autodestrucción indirecta... ¿Es un suicidio?

Todos los tipos de suicidios son considerados en la actualidad como un déficit en el instinto de conservación de algunos humanos.

El consumo en exceso de drogas y alcohol, son expresiones indirectas de apatía y desinterés por la vida. Otra forma indirecta de autodestrucción es la de aquellos que conducen de forma "suicida". Los que se "matan trabajando", los fumadores, los diabéticos que no cuidan su dieta. Todo aquel que reta la vida más allá de los límites de lo rutinario, está manifestando algún tipo de conducta autodestructiva.

La propensión a los accidentes <br>
Otra forma particularmente sutil de conducta autodestructiva es la que se ha llamado Indice de Accidentalidad o personas propensas a los accidentes. Es definida como una especie de trastorno que se asocia a las depresiones.

La frecuencia accidental en una misma persona, materializa en ella una necesidad de castigo por sentimientos de culpa que lleva en su interior y que no sabe manejar y superar. De esta manera, el estado de ánimo depresivo que está detrás de la conducta autodestructiva, se siente aliviado.

Existe una autodestrucción deseada inconscientemente que puede poner en peligro la vida disfrazándose de azar. Un accidente es eso, una situación azarosa, imprevista, un desastre que implica algún tipo de pérdida. Pero, por alguna razón existen personas en las que el índice de azar de accidentes es exageradamente superado.

En la actualidad se ha estimado que el 5% de las personas que sufren accidentes tienen una alta tendencia a ellos.

Suicidio y depresión

La depresión es una alteración patológica del estado de ánimo, acompañada de la pérdida del humor que se convierte en tristeza. La depresión es uno de los problemas psiquiátricos más frecuente y puede ser tratada exitosamente. Entre el 10 y el 20 por ciento de las consultas, presentan cuadros depresivos y es una de las causas que más se asocia con el suicidio.

Dependiendo de la gravedad, la depresión provoca invalidez intelectual y pérdida del trabajo. Deteriora la vida familiar, conyugal y sexual. En la actualidad, la forma de entender la depresión es puramente descriptiva y fácilmente detectable por los síntomas que presentan las personas que la padecen: Sentimientos de tristeza, culpabilidad, apatía, lentitud, ideas negativas acerca del mundo, de sí mismo, de las personas que las rodean, del futuro, insomnio, bulimia o anorexia (ganas de comer o no), excesivo cansancio, indecisión, agotamiento mental y físico, aislamiento social y stress. Esta sintomatología, lleva a pensar en el suicidio como una forma de escape. Ahora bien, lo importante en estos casos de cuadros depresivos, es lograr a tiempo ayuda profesional para resolver el problema del familiar con tendencias depresivas, para superar los sentimientos autodestructivos. También es importante el apoyo y la participación de la familia en las terapias, ya que es muy habitual que estas conductas depresivas, que llevan al suicidio, puedan ser producto de una mala integración familiar. Pero es fundamental que quienes sientan depresión de una forma crónica, entiendan que la misma es sentida por todas las personas. Es una experiencia humana frecuente. Lo que no debemos permitir es dejarnos abatir por ella y buscarle siempre un sentido a las cosas que hacemos y a la vida.

Es necesario dejar atrás los pensamientos negativos, que sólo logran destruirnos y entender que la vida es una relación de ganar y perder y no por ello debemos sentirnos derrotados o que somos un fracaso. Comencemos a ser dueños de nuestra existencia, a posicionarnos de ella siendo más asertivos. Démosle un nuevo rumbo a nuestra vida, disfrutando y valorando las cosas buenas que tiene, no importa si son grandes o pequeñas. Apreciémoslas con intensidad para comprender que vivir es la mejor experiencia, a pesar de la crisis.

Fonte: http://www.psicologiaparatodos.com/archivotemas.asp?list=false&articleid=138

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