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Suicídio - conhecer para prevenir



Cuando el dolor humano se hace intolerable

Dr. Luis Raez

Un día estaba hablando con un amigo que decía que estaba de acuerdo con el respeto a la vida, pero estaba a favor del suicidio asistido (ayudar al paciente a suicidarse), porque su abuela había sufrido dolores terribles por dos meses antes de morir debido a un cáncer en los huesos. Mi amigo pensaba que quizá hubiese sido mejor que los médicos le acortaran la vida.

Los médicos que manejamos casos de pacientes con enfermedades crónicas como cáncer, tenemos la convicción de que con la tecnología y la medicina actual en el 95% de los casos podemos controlar el dolor. Sin embargo, tengo que reconocer que la mayoría de los pacientes están en desacuerdo conmigo. En 1991 una encuesta de la Organización Mundial para la Salud (OMS) encontró que solamente el 50% de los pacientes decían que su dolor estaba controlado. Creo que el contraste de estas dos opiniones revela lo que es la realidad: De cada dos pacientes hay uno que está sufriendo dolor y éste no está controlado. No es raro que estos pacientes y sus familiares se depriman, pierdan la fe y la esperanza; y empiecen a buscar otras soluciones radicales a sus problemas como el quitarse la vida para no sufrir más. Pero creo que deberíamos ir más allá y averiguar,¿por qué estos pacientes tienen que sufrir?

La medicina ha progresado rápidamente; el manejo del dolor exige que los médicos posean conocimientos que son difíciles de adquirir si no están dedicándose a esto en la práctica diaria (o no es parte de su especialidad). Por ello, no es raro que existan médicos que tengan reparos en recetar narcóticos, o que no sepan qué hacer para controlar el dolor de sus pacientes. Una verdad simple puede ser: "si no puedes controlar el dolor de tu paciente, envíalo a otro médico que sí lo pueda hacer". Incluso ahora existen los especialistas del dolor que se encargan de los casos mas difíciles. Otra creencia errada entre los médicos es que cuando recetan narcóticos la DEA (Agencia Federal de Control de Drogas) está supervisando las recetas y los va a castigar si recetan mucho. Eso no es cierto ya que si el médico receta lo apropiado nunca perderá su licencia a menos que haga algo ilegal.

De otro lado está la idiosincracia del paciente y su cultura. Algo que descubrí entre mis pacientes por ejemplo, es el pensar que la morfina los convierte en drogadictos; por eso ellos prefieren no tomar las medicinas. Actualmente el chance de adicción es muy bajo (1%) y se pueden tomar medidas para que esto no ocurra. Asimismo los pacientes cuando van al médico no dicen toda la verdad, temen que el decirle al doctor que están con dolor, implica que el tratamiento ha fracasado y que el doctor les diga que se están muriendo. Tener dolor no es sinónimo de fracaso terapéutico en todos los casos. Otros pacientes no quieren hacer sentir mal al doctor y le dicen que "no estoy tan mal, algo me dolía pero ya estoy mejor", porque piensan que el doctor se va perturbar con saber que no los está aliviando. También, todos sabemos que un tipo de dolor no lo sufren igual dos personas. Un paciente deprimido o con miedo de morir por ejemplo experimenta más dolor que uno que no lo está.

El sufrimiento es es inseparable en la existencia del hombre. Sin embargo, por un misterio el hombre está llamado a superarlo y afrontarlo de manera especial. Recordemos que la salvación vino mediante la cruz de Cristo (a través de su sufrimiento) y Él elevó el sufrimiento a un plano de redención; es así que todo hombre en su sufrimiento está participando del sufrimiento redentor de Cristo. Pero quienes participan de los sufrimientos de Cristo están también llamados a ver la gloria de la Resurrección: "supuesto que padezcamos con Él para ser glorificados con Él" (Rom 8, 17-18); y "la momentánea y ligera tribulación nos prepara un peso eterno de gloria incalculable"(1 Pe 4, 13).

Por ello, es necesario que el paciente acepte su enfermedad como algo que va más allá de su voluntad, que reconozca sus limitaciones, que enfrente este sufrimiento con valor, y mantenga siempre la fe y la esperanza. Para esto se necesita mucha vida espiritual, el apoyo de la familia y la compañía de los amigos. Creo que es hora de retirar mitos y creencias erradas que ponen en peligro la vida de nuestros pacientes y seres queridos y los predisponen a caer en el odioso crimen de la eutanasia o del suicidio asistido. Creo que todos debemos prepararnos mejor para el cuidado de los que sufren y para apoyar a nuestros pacientes y familiares para afrontar los últimos días de vida en la búsqueda de la reconciliación con Dios, con nosotros mismos y nuestros semejantes, forjando una visión de esperanza para el paso a la vida eterna.

Dr. Luis E. Raez es Profesor Asistente de Medicina Clínica en la División de Hematología Clínica y Oncología Médica, Departamento de Medicina del Sylvester Comprehensive Cancer Center en la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami.

Fonte: http://www.vidahumana.org/dolor.html

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